Haciendo un MEA CULPA empecé a hurgar en mi mente y analizar si en algún momento de mi vida he sentido envidia, y llegué a la conclusión que…..SI
He sentido envidia en algunas oportunidades, una de ellas fue cuando tenía 20 años, en mi primer empleo, yo era uno de los recepcionistas de un magnifico hotel, los dueños eran unas personas muy agradables, sencillas y trabajadoras al máximo y tenían 3 hijos, que casi eran contemporáneos a mí. El hijo mayor, era un apuesto joven, excelente estudiante universitario, bien vestido, con automóvil propio, muy asediado por las chicas y como si fuera poco tenía una personalidad arrolladora!!!! Vaya, quien no quisiera estar en su lugar –pensé- Frecuentemente creaba comparaciones entre él y yo…y me sentía….. peor, cada vez que veia los continuos viajes de placer que él podía realizar y yo no, los sitios de moda o espectáculos que él podía asistir y yo no, como constantemente salía en las páginas sociales del periódico y yo no. En fin, toda una serie de sensaciones que me frustraban y que no me permitia de alguna manera ser totalmente feliz en esos momentos. Y es que tal vez nuestros padres nos han enseñado a eso -sin ninguna mala intención, por cierto..… “Mira, Pepito es un niño ejemplar, deberías ser como él”….y son debido a esas comparaciones las que contribuyen un poco a nuestro comportamiento cuando seamos mayores.
Pienso que si quieres envidiar a alguien debes de obtener no solo lo que tu ves, como el Jaguar último modelo que tiene o el fabuloso puesto ejecutivo que ocupa, sino todo, es decir con todo y sus problemas, te darás cuenta que es mejor quedarte como estás, uno nunca sabe por lo que el envidiado está pasando!!!! Es más, quien sabe que él también pueda sentir alguna envidia por ti.
Yo no soy psicólogo pero creo que hay varios niveles de envidias, por fortuna las mías han sido las menores, no llegué a odiar, ni a maldecir, ni desear maldades a nadie, en algún momento dado de mi vida deje de hacerme comparaciones con otros y las cosas han ido evolucionando satisfactoriamente y el resultado es que soy ahora una persona que no envidia para nada y por el contrario DISFRUTA plenamente la felicidad de los demás.
Cada uno obtiene lo que se merece, lo que se ha ganado, mucho o poco no importa, aprende a ser feliz con lo que tienes. No te compares con nadie, elimina poco a poco la envidia, tú eres UNICO, hazlo por una VIDA SANA
He sentido envidia en algunas oportunidades, una de ellas fue cuando tenía 20 años, en mi primer empleo, yo era uno de los recepcionistas de un magnifico hotel, los dueños eran unas personas muy agradables, sencillas y trabajadoras al máximo y tenían 3 hijos, que casi eran contemporáneos a mí. El hijo mayor, era un apuesto joven, excelente estudiante universitario, bien vestido, con automóvil propio, muy asediado por las chicas y como si fuera poco tenía una personalidad arrolladora!!!! Vaya, quien no quisiera estar en su lugar –pensé- Frecuentemente creaba comparaciones entre él y yo…y me sentía….. peor, cada vez que veia los continuos viajes de placer que él podía realizar y yo no, los sitios de moda o espectáculos que él podía asistir y yo no, como constantemente salía en las páginas sociales del periódico y yo no. En fin, toda una serie de sensaciones que me frustraban y que no me permitia de alguna manera ser totalmente feliz en esos momentos. Y es que tal vez nuestros padres nos han enseñado a eso -sin ninguna mala intención, por cierto..… “Mira, Pepito es un niño ejemplar, deberías ser como él”….y son debido a esas comparaciones las que contribuyen un poco a nuestro comportamiento cuando seamos mayores.
Pienso que si quieres envidiar a alguien debes de obtener no solo lo que tu ves, como el Jaguar último modelo que tiene o el fabuloso puesto ejecutivo que ocupa, sino todo, es decir con todo y sus problemas, te darás cuenta que es mejor quedarte como estás, uno nunca sabe por lo que el envidiado está pasando!!!! Es más, quien sabe que él también pueda sentir alguna envidia por ti.
Yo no soy psicólogo pero creo que hay varios niveles de envidias, por fortuna las mías han sido las menores, no llegué a odiar, ni a maldecir, ni desear maldades a nadie, en algún momento dado de mi vida deje de hacerme comparaciones con otros y las cosas han ido evolucionando satisfactoriamente y el resultado es que soy ahora una persona que no envidia para nada y por el contrario DISFRUTA plenamente la felicidad de los demás.
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