Siendo niño, mi madre, como muchas buenas madres siempre se preocupó por la educación de todos sus hijos, al mismo momento que estaba en la secundaria mi mamá me matriculó en cursos de electricidad, computación e inglés sin contar con natación y artes marciales.
De forma independiente empecé a trabajar part-time desde los 14 años haciendo trabajos de electricidad en un tallercito propio, tercer mundista pero al fin y al cabo propio. A mis 20 –ya en Guayaquil- obtuve mi primer trabajo dependiente, fue en el Hotel “Sol de Oriente” recién inaugurado, el destino hizo que los dueños hayan tenido amistad con mis padres, quizá esa fue la mayor razón por la que tuve facilidad de ingresar. En ese entonces el hotel era lo máximo, full lujo, prestancia, muchos chicos y chicas morían por trabajar ahí, en esa empresa colaboré poco menos de un año ya que gracias a mi carácter y total inmadurez no llegué a congeniar con un compañero de faena y de forma arrebatada e irresponsable, renuncié; sin ni si quiera usar la razón y haber conseguido primero otro trabajo.
Apliqué en 4 hoteles, todos me gustaban… menos uno y bueno el destino quiso que justamente ese uno me escogiera y ni modo… había que agarrarlo nomás, el cuerpo aguanta todo… menos el no comer.
Este hotel no tenía la misma categoría del anterior, se reflejaba en la fachada, la cafetería, las habitaciones etcétera, sin embargo el gran punto a favor era que por alguna razón le caí en gracia al gerente del hotel y raudamente fui escalando hasta ser uno de los trabajadores que mas confianza obtuvo ¡¡Vaya, bien por mí!!
Un buen día estuve curioseando por periódico puestos vacantes de trabajo y vi uno por demás interesante, era en uno de los más prestigiosos hoteles de la ciudad, estaban solicitando personal para recepción y asistente de gerencia nocturna, en realidad esa vacante la veía peliaguda, creo que mis limitadas nociones engrandecían mi inseguridad, así es que le eche tierra al asunto, por ese lado. Pero ¡Oh, maravilla! Se me ocurrió una gran idea para según yo, tomar ventaja de esto, y fue decirle a mi jefe que me había presentado a ese trabajo y que me habían dado el puesto. Esta descabellada idea tenía como fin desesperar al jefe y que se sintiera acongojado, preocupado y asustado ya que uno de sus más fieles subalternos se marchaba y que por su puesto él nunca lo permitiría –pensé yo- seguro me va a mejorar mi sueldo y quien sabe me dará la Subgerencia como mínimo..…nada más alejado de la verdad…él por el contrario se acercó y con efusividad, me extendió la mano y me dio una gran felicitación por haber obtenido el "cargo", además me aconsejó que siguiera con el mismo tesón, augurándome éxitos.
Yo estaba con una sonrisa forzada y petrificada, no podía creer que yo solito haya cometido tremenda embarrada!! Ya los dados estaban echados, no había retroceso, agradecí y me retiré –llorando por dentro-
Bueno, no me quedo otra que presentarme realmente a solicitar dicha vacante, ¿Qué más podría perder? De hecho ya me había preparado para la siempre usada frase “Nosotros te llamaremos” En el momento que me presenté habían más de una veintena de postulantes, el mismo gerente me entrevistó, era todo un “gentleman”, tengo que reconocer que el Sr. Luzi es un profesional de cabo a rabo, habrá sido tanto mi deseo por ganarme el puesto que las energías que vibraban en la atmósfera se alinearon en mi beneficio y me dio el empleo!!!! De alguna manera habrá sido la “ley de la atracción”
Pasé dos estupendos años, aprendí muchísimo en el Grand Hotel Guayaquil sobre todo tomando al gerente como buen ejemplo a seguir, ahí conocí a amigos que me presentaron a sus amigos,
esas relaciones acabaron en buenos negocios que afectarían positivamente
a mi futuro destino. Lo más sublime que me sucedió en el Grand hotel fue haber conocido a Rocio, mi compañera de toda la vida, hemos cumplido este último 1 de Julio, 23 años juntos y gracias a esta relación tenemos a un magnífico hijo, Carlitos. (ver foto)
Analizando esta anécdota notarás que hasta la más pequeña decisión que uno haya tomado, incluyendo esas "malas"que tal vez en ese entonces nos arrepentiamos -y que por su puesto ahora no- de todas maneras tendrá un efecto en tu destino.
De manera fehaciente pienso que en la vida TODO PASA POR ALGO y en ese corto intervalo con sus esperadas altas y bajas, al final del túnel siempre habrá un bonito resplandor. A veces estoy por convencerme que el destino efectivamente ya esta escrito, que ya está predestinado, pero también pienso que nosotros colaboramos con gran porcentaje en dicho destino, según como hayamos procedido en nuestra vida…….para una VIDA SANA
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