Jorge mi vecino, cuenta con 63 años, vive solo, desde que su madre falleció hace casi una año, tiene un trabajo independiente en su casa, arreglando cámaras fotográficas, oficio que lo contenta económicamente. Coco –como así lo llaman- tiene un carácter muy jovial, en sus conversaciones siempre pone un buen toque de humor, es una de las personas que nunca deja de sonreír y claro, estando con él, levanta el ánimo a cualquiera.
En las oportunidades que Coco ha tenido la gentileza de invitarme a almorzar, me he dado cuenta que tiene una dieta relativamente sana, imagino que se cuidará por la hipertensión que arrastra desde hace varios años y que afortunadamente la controla con medicamentos. Hace las combinaciones indicadas por los nutricionistas: frutas, cereales, vegetales, carnes magras, poca sal, aceite de oliva etc. Las porciones son las justas, ni mucho ni poco, come despacio, no toma gaseosas y parece que una vez a la semana se come algún postre, cosa que me parece muy razonable.
Apenas unos días atrás el sábado último, Jorge sintió un tenue dolor en el estomago, lo primero que pensó fue que tenía gases, como el dolor iba aumentando, pensó que se trataba de una indigestión. Un amigo lo llama por fono para pasarlo a recoger e ir al club de tiro, costumbre de todos los sábados por la mañana, pero como nunca, Coco desistió, no se sentía con buen ánimo, a los pocos minutos le vino un dolor intenso en el pecho que irradiaba a ambos brazos y le corrió hasta la mandíbula, en eso le vino náuseas, empezó a sudar frió y a tener dificultad para respirar, sentía desfallecer, por su puesto que ya estaba preocupado, de alguna manera Jorge se había instruido por libros e Internet sobre ciertas dolencias y síntomas y este se parecía a un INFARTO AL CORAZON.
Atinó a llamar a su médico de cabecera y este le recomendó que inmediatamente vaya al hospital. Jorge tiene un seguro en una conocida clínica y esta le envío una ambulancia de manera rápida. Efectivamente, Coco estaba con un infarto, es más, en la clínica le detectaron que continuaba una serie de pequeños infartitos –según sus mismas palabras- Los habilidosos médicos hicieron las cosas de manera rápida y bien hechas –parece que tienen mucha practica en el asunto, tal vez sea porque esta dolencia es más común de lo que uno cree- Le introdujeron un catéter por la ingle hasta llegar al coágulo y creo que le instalaron un pequeño dispositivo llamado stent para mantener mas dilatada la arteria y que el fluido de sangre sea más normal.
Jorge se encuentra en su casa reposando, se lo ve como si no le hubiera pasado nada, aunque he notado que camina un poco más lento. En estos días tienen que implantarle otro stent en otra de las válvulas taponadas.
Hay un par de aspectos que creo yo han influido de alguna manera que Coco llegara a sufrir un infarto. Uno, es el total SEDENTARISMO en el que vive, me atrevo a intuir que el último deporte o ejercicio que practico fue en Educación Física en el 5to de secundaria – hace casi 50 años atrás- Según él, últimamente si se ha estado “ejercitando” en vez de ir en su auto, se iba al supermercado Wong caminado, serán como 6 cuadras ida y vuelta con promedio de una vez por semana, por ahí nomás saque la línea!!!
Y dos, en su dieta no contempla para nada al pescado, no le gusta ni frito, ni a la plancha, ni a la parrilla, en ninguna forma…le asquea. Y bueno, ya todos sabemos la relación que tiene la excelente grasa del omega 3 -que tienen los pescados azules- con el buen funcionamiento del corazón.
Ahora Coco debe de cuidarse mucho más, el médico le ha recomendado una vida SIN TENSIONES, sin estrés...el descanso debe ser óptimo, la dieta con cero grasas y poca sal, caminatas muy suaves…..para una VIDA SANA
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