El taxi elegido era uno destartalado -siempre los trato de tomar nuevos y limpios- los desvencijados además de segura incomodidad -siempre les traquetea algo- cobran igual que los nuevos, pero ni modo había escases y hay que tomar el que venga.
El joven conductor a diferencia del carro era agradable, demostrándolo con un afectuoso saludo.
Como siempre el viajecito desde el centro de Lima hacía Miraflores era el esperado…o sea con caótico y enredado tránsito. La verdad que el tráfico vehicular en Lima es deplorable en cualquier distrito, ya lo he dicho: “Presidente que resuelva el caos vehicular más la delincuencia lo hacemos presidente de por vida”.
Volviendo al tema y sin exagerar ni un ápice, el taxista sorteó, hasta en 3 oportunidades a transeúntes imprudentes –Me dijo:- “Esto es pan de cada día, mi estimado señor, nosotros debemos estar alertas para evitar algún accidente, si sucede alguna desgracia siempre culparan al conductor, no niego que muchos colegas son responsables también de un sin número de accidentes pero me atrevo a decir que los porcentajes de culpabilidad entre conductores y peatones es mitad por mitad”
Seguramente para pasar mejor el trago amargo del lentísimo recorrido, el taxista y yo manteníamos una amena conversación, hasta que de pronto me dice algo notoriamente desconsolado: “Tengo un grave problema”…y continuó: “Soy habitual visitante de los tragamonedas”…y sin darme chance de hablar, me dice: “Desde el martes hasta ayer (3 días) he perdido s/. 500 nuevos soles” ($182 dólares)….
–Yo en silencio meditaba- “Es un montón de plata, ciertamente la cantidad no importa… siempre va a ser un montón… no solo de dinero sino también de tiempo perdido... ¡Qué desperdicio!” -continuaba pensando- “Lo peor que le puede pasar a un futuro adicto es que la primera vez te haya caído bien, sin importar que fuera droga o juego”
Y él me lo corrobora totalmente…diciéndome: “Recuerdo la primera vez que pisé un tragamonedas, estaba reacio a ir -eso fue a los 20, hace 6 años atrás- el que me llevó, mi primo, era un caserito…un recurrente visitante, todo un experto. Me aleccionaba así: “Mira, para esto debes ser inteligente, solo los tontos pierden plata, vente con unos $10 lo cambias por las fichas de menor cuantía, juega despacio y aprovechas lo que el casino te regala como café, jugo y bocaditos, así aún pierdas comiste y bebiste… ¿No te parece estupendo?
“Para no alargarle mucho el cuento, me senté en uno de los tragamonedas, como deseaba irme rápido puse 8 fichas…pulsé un botón y empezó a moverse velozmente carriles con figuras como manzanas, piñas, cerezas y palabras BAR, en eso los carriles frenan abruptamente y empieza a sonar una sirena en mi maquina y al mismo momento se encendían y se apagaban lucecitas… ¿Qué habrá pasado? ¡Se daño, de seguro!... ¡en eso veo una alineación de sietes de color rojo!...mi primo me dice: ¡¡Ganaste, ganaste!!”
“Fue una gran inversión, con apenas un par de dólares gané $700, pero eso no fue todo, una de las señoritas que trabaja en el local me dio unas rifas, como 30, y ¿Adivine qué? …en el sorteo me gane una ¡refrigeradora!”
“La verdad estimado señor, lo peor que pudo sucederme es haber ganado esa noche. A partir de esa fecha hasta ahora he perdido casi todo, no solo lo poco que gano con mi taxi sino también el amor de mi esposa además sufrir por ver las carencias básicas que pasan mis hijos. ¡Estoy realmente desesperado! ¿Qué puedo hacer?”
Justo en ese instante llegaba a casa, le di mi tarjeta y le dije que me llamara, todavía no lo ha hecho. Me gustaría ayudarlo, solo hablándole…seguro también le recomendaría que se vaya a un centro que restablecen a adictos…Como siempre digo: “¡¡La primera vez que juegues en un casino lo más saludable es que pierdas!!”…para una VIDA SANA
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